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quarta-feira, 25 de fevereiro de 2015

Cuando me llegue la hora

Al cumplir los 80
                           Oliver Sacks

   Anoche soñé con el mercurio: enormes y relucientes glóbulos de azogue que subían y bajaban. El mercurio es el elemento número 80, y mi sueño fue un recordatorio de que muy pronto los años que iba a cumplir también serían 80.
   Desde que era un niño, cuando conocí los números atómicos, para mí los elementos de la tabla periódica y los cumpleaños han estado entrelazados. A los 11 años podía decir: “soy sodio” (elemento 11), y cuando tuve 79 años, fui oro. Hace unos años, cuando le di a un amigo una botella de mercurio por su 80º cumpleaños (una botella especial que no podía tener fugas ni romperse) me miró de una forma peculiar, pero más adelante me envió una carta encantadora en la que bromeaba: “tomo un poquito todas las mañanas, por salud”.
   ¡80 años! Casi no me lo creo. Muchas veces tengo la sensación de que la vida está a punto de empezar, para en seguida darme cuenta de que casi ha terminado. Mi madre era la decimosexta de 18 niños; yo fui el más joven de sus cuatro hijos, y casi el más joven del vasto número de primos de su lado de su familia. Siempre fui el más joven de mi clase en el instituto. He mantenido esta sensación de ser siempre el más joven, aunque ahora mismo ya soy prácticamente la persona más vieja que conozco.
   A los 41 años pensé que me moriría: tuve una mala caída y me rompí una pierna haciendo a solas montañismo. Me entablillé la pierna lo mejor que pude y empecé a descender la montaña torpemente, ayudándome solo de los brazos. En las largas horas que siguieron me asaltaron los recuerdos, tanto los buenos como los malos. La mayoría surgían de la gratitud: gratitud por lo que me habían dado otros, y también gratitud por haber sido capaz de devolver algo (el año anterior se había publicado "Despertares").
   A los 80 años, con un puñado de problemas médicos y quirúrgicos, aunque ninguno de ellos vaya a incapacitarme. Me siento contento de estar vivo: “¡Me alegro de no estar muerto!”. Es una frase que se me escapa cuando hace un día perfecto. (Esto lo cuento como contraste a una anécdota que me contó un amigo. Paseando por París con Samuel Beckett durante una perfecta mañana de primavera, le dijo: “¿Un día como este no hace que le alegre estar vivo?”. A lo que Beckett respondió: “Yo no diría tanto”).
   Me siento agradecido por haber experimentado muchas cosas – algunas maravillosas, otras horribles – y por haber sido capaz de escribir una docena de libros, por haber recibido innumerables cartas de amigos, colegas, y lectores, y por disfrutar de mantener lo que Nathaniel Hawthorne llamaba “relaciones con el mundo”.
   Siento haber perdido (y seguir perdiendo) tanto tiempo; siento ser tan angustiosamente tímido a los 80 como lo era a los 20; siento no hablar más idiomas que mi lengua materna, y no haber viajado ni haber experimentado otras culturas más ampliamente.
   Siento que debería estar intentado completar mi vida, signifique lo que signifique eso de “completar una vida”. Algunos de mis pacientes, con 90 o 100 años, entonan el nunc dimittis –“He tenido una vida plena, y ahora estoy listo para irme”–. Para algunos de ellos, esto significa irse al cielo, y siempre es el cielo y no el infierno, aunque tanto a Samuel Johnson como a Boswell les estremecía la idea de ir al infierno, y se enfurecían con Hume, que no creía en tales cosas.
   Yo no tengo ninguna fe en (ni deseo de) una existenciaposmortem, más allá de la que tendré en los recuerdos de mis amigos, y en la esperanza de que algunos de mis libros sigan “hablando” con la gente después de mi muerte.
   El poeta W. H. Auden decía a menudo que pensaba vivir hasta los 80 y luego “marcharse con viento fresco” (vivió solo hasta los 67). Aunque han pasado 49 años desde su muerte yo sueño a menudo con él, de la misma manera que sueño con Luria, y con mis padres y con antiguos pacientes. Todos se fueron hace ya mucho tiempo, pero los quise y fueron importantes en mi vida.
   A los 80 se cierne sobre uno el espectro de la demencia o del infarto. Un tercio de mis contemporáneos están muertos, y muchos más se ven atrapados en existencias trágicas y mínimas, con graves dolencias físicas o mentales. A los 80 las marcas de la decadencia son más que aparentes.    Las reacciones se han vuelto más lentas, los nombres se te escapan con más frecuencia y hay que administrar las energías pero, con todo, uno se encuentra muchas veces pletórico y lleno de vida, y nada “viejo”. Tal vez, con suerte, llegue, más o menos intacto, a cumplir algunos años más, y se me conceda la libertad de amar y de trabajar, las dos cosas más importantes de la vida, como insistía Freud.
   Cuando me llegue la hora, espero poder morir en plena acción, como Francis Crick. Cuando le dijeron, a los 85 años, que tenía un cáncer mortal, hizo una breve pausa, miró al techo, y pronunció: “Todo lo que tiene un principio tiene que tener un final”, y procedió a seguir pensando en lo que le tenía ocupado antes. Cuando murió, a los 88, seguía completamente entregado a su trabajo más creativo.
   Mi padre, que vivió hasta los 94, dijo muchas veces que sus 80 años habían sido una de las décadas en las que más había disfrutado en su vida. Sentía, como estoy empezando a sentir yo ahora, no un encogimiento, sino una ampliación de la vida y de la perspectiva mental.
   Uno tiene una larga experiencia de la vida, y no solo de la propia, sino también de la de los demás. Hemos visto triunfos y tragedias, ascensos y declives, revoluciones y guerras, grandes logros y también profundas ambigüedades. Hemos visto el surgimiento de grandes teorías, para luego ver cómo los hechos obstinados las derribaban. Uno es más consciente de que todo es pasajero, y también, posiblemente, más consciente de la belleza.
   A los 80 años uno puede tener una mirada amplia, y una sensación vívida, vivida, de la historia que no era posible tener con menos edad. Yo soy capaz de imaginar, de sentir en los huesos, lo que supone un siglo, cosa que no podía hacer cuando tenía 40 años, o 60.
   No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados, libres para explorar lo que deseemos, y para unir los pensamientos y las emociones de toda una vida. Tengo ganas de tener 80 años.

Oliver Sacks es neurólogo y escritor. Entre sus obras destacan "Los ojos de la mente", "Despertares" y "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero". Su último libro "Alucinaciones" lo publicará próximamente Anagrama.
© Oliver Sacks, 2013 / Traducción de Eva Cruz.

Sabedoria

   Sabedoria é o que a passagem da vida nos deixou: um punhado de certezas e evidências. - Ignacio Larrañaga, As Forças da Decadência 2005, p. 191.

segunda-feira, 23 de fevereiro de 2015

Superando a solidão

   O equilíbrio interior começa quando a pessoa aprende a estar consigo mesma, não se limitando a fazer algo, como ler, ouvir rádio ou ver televisão, mas, simplesmente, ficar a sós consigo, introspectivamente, alcançar seu interior, esse interior tão fugidio e tão pouco explorado, em razão do medo do que possamos encontrar.
   Esses momentos de harmonia e paz servem para abrir a mente e entrar em contato com o desconhecido e sublime que há dentro de nós. - Ignacio Larrañaga, As Forças da Decadência 2005, p. 176.

sexta-feira, 20 de fevereiro de 2015

Encontro profundo

   Que calem os dicionários e fale o silêncio. - Ignacio Larrañaga, Mostra-me o Teu Rosto 2011, p. 309.

quinta-feira, 19 de fevereiro de 2015

Assim é

   Infinito em sonhos e insignificante em realizações, assim é o homem. - Ignacio Larrañaga, A Arte de Ser Feliz 2012, p. 72.

terça-feira, 17 de fevereiro de 2015

Liberdade

   [...] a grande porta da liberdade: o impossível, deixe-o para trás. - Ignacio Larrañaga, A Arte de Ser Feliz 2012, p. 45.

segunda-feira, 16 de fevereiro de 2015

Seu olhar

   As coisas e as pessoas, por si mesmas, são boas, luminosas, mas se seus olhos as observam através de seus descontentamentos, então, se tornarão repulsivas ou irritantes. O problema está em você. - Ignacio Larrañaga, A Arte de Ser Feliz 2012, p. 42.

domingo, 15 de fevereiro de 2015

Condição única

   É impossível o Amor onde não há humildade. - Ignacio Larrañaga, Semanas de Culminância 2012-2013, Guias.


quinta-feira, 12 de fevereiro de 2015

A esperança

   Suba comigo!
   Você que espera e que, em sua espera, às vezes, se sente como uma tênue neblina, ancorada no fundo escuro do tempo, não desfaleça. Porque, desde o próprio fundo do tempo, como um punho enorme, avança, inexorável, ao seu encontro, a esperança. Anônimo - Ignacio Larrañaga, Suba Comigo 2011, p. 201.

quarta-feira, 11 de fevereiro de 2015

Amar é adaptar-se

   Acho que há duas instituições que são verdadeiras escolas de transformação: o casamento e a fraternidade. Porque são instituições que, por sua própria estrutura humana, obrigam os membros a entrar em inter-relação de profundidade.
   Relacionando-se, os membros têm que enfrentar e confrontar os traços da própria personalidade, obrigando-se a superar as diferenças, sem invadir e sem se deixar devassar. - Ignacio Larrañaga, Suba Comigo 2011, p. 145.

terça-feira, 10 de fevereiro de 2015

Amar é acolher

   Na hora de viver o amor fraterno, acolher é o pico mais alto e mais difícil. - Ignacio Larrañaga, Suba Comigo 2011, p. 172.

segunda-feira, 9 de fevereiro de 2015

Além

Além do silêncio, a harmonia.
Além das formas, a presença.
Além da vida, a existência.
Além dos prazeres, a alegria.
Além da força, a energia.
Além do puro, a inocência.
Além da luz, a transparência.
Além da morte, a agonia.
Além, além, sempre adiante.
Além no Absoluto, no Distante,
onde a chama se separou da lenha,
a fulgir, por si mesma, na figura
de um Infinito, já sem amargura.
E, além do Infinito, o sonho. Germano Pardo Garcia - Ignacio Larrañaga, Suba Comigo 2011, p. 210.

domingo, 8 de fevereiro de 2015

Solarize uma escola

   O Brasil tem, no Sol e nos ventos, um enorme potencial gerador de energia limpa.
   Nestes tempos de crise hídrica que o País vive, a energia solar é uma alternativa de solução viável mesmo economicamente. Até porque, com a falta de chuva, a geração de energia solar é potencializada, atuando como fonte complementar às hidrelétricas, e seu pico de geração, que ocorre entre 12h e 15h, coincide também com o “pico” de consumo de eletricidade.
   O Greenpeace, sabedor disso, lançou a campanha "Solarize nossas escolas". Duas escolas públicas, uma em Uberlândia (MG) e outra em São Paulo (SP), vão ser abastecidas por energia solar a partir deste ano, o que gerará uma economia de 25 mil reais a cada ano, valor a ser revertido em benefício dessas escolas e de seus alunos.
   Para tanto, precisa que você faça a sua parte.
   Contribua!
   Compartilhe!

 

sábado, 7 de fevereiro de 2015

Valeu a pena

   Olhe para o passado com complacência. Contemple-o sem hostilidade. O que aconteceu na primavera de sua infância, nos anos tempestuosos da juventude, os primeiros desenganos tão dolorosos, aquele fracasso, aquela decisão injusta e arbitrária que tomaram a seu respeito, aquela crise, o fato que preferia não lembrar nunca mais, as pessoas que influíram negativamente, aquele engano... tudo está consumado!
   Aceite tudo agradecido. Assuma sua história, nas mãos emocionadas, para depositá-la nos braços do Pai querido, como uma oferta de amor.
   Paz em sua alma. Tudo foi bonito... Valeu a pena.- Ignacio Larrañaga, Suba Comigo 2011, p. 136.

quinta-feira, 5 de fevereiro de 2015

Silva Life System

  




Como manejar o stress para eliminar os problemas relacionados a este "mal" do século? Como aumentar o poder de concentração e a criatividade? Como melhorar a memória? Como superar insônia, cansaço, dores de cabeça tensionais? Como eliminar hábitos indesejáveis?
   O Método Silva de Vida ensina.
   Por meio de ferramentas práticas e exercícios de relaxamento, que podem ser usados 24 horas por dia (até durante o sono) e em qualquer lugar (no ambiente de trabalho, em casa, no trânsito etc.), esta metodologia, com mais de meio século de existência, tem ajudado milhões de pessoas, em 111 países, a desfrutar de uma vida mais saudável e plena.
Próximo Curso
Quando: 7 e 8 de fevereiro (sábado e domingo), das 9h às 20h30.
Onde: Edifício Ufficio, alameda Santos, 234, cj 1.001, Cerqueira Cesar, São Paulo (SP).
Instrutor: Omar Mustafá Chama, diretor da Organização Silva Internacional para América do Sul e Portugal.
Investimento: R$ 990,00, em três parcelas, ou R$ 900,00 à vista. Para graduados do Método Silva: R$ 350,00.
Mais informações e inscrições pelo site www.metodosilva.com.br ou no escritório do Método Silva, tel.: 5084-9956, com Lúcia, tel.: 4116-3836, ou com Mitika, tel.: 9 4968-4537, e-mail: mitika@metodosilva.com.br 

quarta-feira, 4 de fevereiro de 2015

Ciclo

Sangro
vermelho intenso
mais uma vez.
Como no primeiro mês
de virgens meninas.

Transpiro cheiro de cio e prazer
e minto.
Me nego, quero, não quero,
com medo de ainda ser.

Cisco no leito solitário.
Nua, desato os sentidos,
procuro o sabor do desejo.
Me abandono num último grito.
Vivo!
LIC / ago. 1998

terça-feira, 3 de fevereiro de 2015

Quem vê cara não vê coração

   É fato real e aconteceu há alguns anos aqui em São Paulo. Ainda era permitido fumar em recintos fechados.
   O Ronaldo costuma ir com a família na Papa Domenico da Mooca para a pizza das sextas-feiras. Lá, ele tem mesa cativa num espaço reservado. É que ele, depois do jantar e de um brandi de Jerez, gosta de fumar charuto.
   Naquela noite, ele comemorava os 18 anos do filho com parentes e amigos. O garçom ajeitou uma mesa maior e não tão reservada. Depois dos parabéns e de provar o bolo, Ronaldo tirou um Cohiba do estojo de metal. Cortou a ponta, colocou o charuto na boca e o acendeu. Puxando o ar lentamente para atrair a chama, segurou a fumaça por alguns instantes para sentir o sabor. Girou a cabeça para a esquerda e, sem tragar, soltou a fumaça para o infinito.
   O infinito, embora a uma boa distância, era a mesa ao lado. A baforada, sem barreiras, chegava de pronto no senhor ali acomodado. Incomodado logo depois da primeira, ele se virou e lançou um olhar furibundo para o Ronaldo, que, se traduzido com palavras amenas, dizia: “Ô mal-educado, dá pra jogar essa fumaça pra outro lado?”
   Só quem conhece o Ronaldo sabe que ele não enxerga. Seus olhos são perfeitos e, se ele não estiver com a bengala à vista, ninguém supõe a falta de visão.
   Um Cohiba bem saboreado rende umas vinte baforadas.  Depois da quinta e de igual número de olhares irados trocados, mas não correspondidos pelo Ronaldo, o senhor da mesa ao lado chamou o gerente. Em alto e bom som, apontou o “descaramento desse sujeito; ele joga a fumaça pra cima de mim, me olha sorrindo, como se nada estivesse acontecendo”.
   O gerente, que conhece o Ronaldo de priscas eras, explicou a situação e pediu desculpas. Não foi suficiente. Furioso, o senhor da mesa ao lado se levantou esbravejando, prometendo nunca mais aparecer por lá.
   O Ronaldo, que não é de abdicar do que lhe dá prazer, continua fumando Cohibas em recinto fechado – na sala de televisão do apartamento dele. A Sandra, sua esposa há 28 anos, sabe como desviar da fumaça.
LIC / fev. 2015

segunda-feira, 2 de fevereiro de 2015

Apenas por Ele

   Com o passar das horas, foi se desenrolando diante dos olhos de minha mente um filme. Ele estava trançado de convicções e claridades, com o seguinte matiz: no final, o que é decisivo não é a ação, mas a intenção. Se a intenção é reta, a ação é pura. Se a intenção estiver enfocada no centro do “eu”, automaticamente a ação fica corrompida, e fica corrompida na medida em que for realizada em proveito próprio, vaidade e satisfação.
   [...]
   A questão é, pois, a pureza de intenção: não o que se faz e, sim, a intenção com que se faz. O mistério cumpre-se, pois, nas últimas e mais recônditas latitudes das motivações, na própria fronteira do mundo inconsciente. Assim, então, a essência da questão é uma: que Deus seja a motivação suprema e única de tudo quanto eu faça, diga, escreva... - Ignacio Larrañaga, A Rosa e o Fogo 2012, p. 22.